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Una mente maravillosa

Ron Howard es un director de cine del que recuerdo películas como Apolo 13 y Cinderella Man, en las que se cuentan historias de coraje y de superación de personas que no desfallecen ante las adversidades y contratiempos. Pero es Una mente maravillosa, con excelentes actores en papeles secundarios como Ed Harris y Jennifer Connelly, de la que guardo un mejor recuerdo, y en la que se relata la vida del brillante universitario John Forbes Nash en un drama psicológico complejo y profundo, pero ameno y entretenido, con una excepcional interpretación de Russell Crowe, caracterizando un personaje excéntrico y fascinante que en la vida real fue un gran matemático que descubrió teorías que revolucionaron varios campos de la ciencia, y que alcanzó el Premio Nobel de Economía, ayudándose de su inteligencia y contando con el apoyo y la ayuda de su esposa, para pelear con la terrible enfermedad que padecía.

Y me parece muy acertado el título de la película para referirse a una persona que imagino dotada de una admirable agudeza pero también entiendo que para cualquier ser humano la mente puede ser maravillosa si aprende a utilizarla en su propio beneficio, de manera que considere que aun cuando no pueda cambiar a las personas o a las situaciones que le son inquietantes o adversas, sí podría cambiar su actitud respecto de las mismas, aplicando estrategias o habilidades para aprovechar el poder que posee en su mente, manteniendo una actitud positiva frente a situaciones difíciles, con entereza y optimismo, y tomando el control de sus pensamientos y sentimientos. Y es que como dice el escritor alemán Eckhart Tolle en su libro El poder del ahora, la mente es un instrumento fantástico si se usa correctamente, pero utilizada inadecuadamente puede convertirse en algo tremendamente destructivo, pues cada uno de nosotros tenemos la capacidad de crear un universo de placer o dolor, de modo que elijamos lo que nos conviene, sabiendo que nuestra mente, si aprendemos a utilizarla, puede ser también maravillosa. Como la del matemático John Forbes Nash. O como la película, que tanto me gusta, de Russell Crowe.

 

Marisa Navarro

    

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