En muchas ocasiones esperamos que todo sea perfecto. Que nuestra pareja no tenga defectos, que nuestras relaciones estén libres de conflictos. Esto es irreal. Los conflictos en nuestra vida y en nuestras relaciones no solo son inevitables, sino que son fundamentales. Para conseguir fortalecernos, aprender, crecer, y conseguir vínculos a largo plazo con los demás.