Perder el empleo es una situación tremendamente traumática, pues a la incertidumbre económica que puede provocar, hay que sumarle los daños psicológicos derivados del arraigo al lugar físico de trabajo, a unas costumbres y a un día a día que deberán ser cambiados, y sobre todo, a un futuro de inseguridad que genera mucho estrés,
A todos nos gustaría conseguir esas metas u objetivos que nos proponemos, pero muchas personas los abandonan al poco tiempo de haberlos iniciado, debido a que no están dispuestas a realizar el esfuerzo que estos cambios requieren. Se escudan en su creencia de que no tienen fuerza de voluntad, como si ésta viniera marcada genéticamente.