Para muchas personas un empleo con el que no se sienten felices se convierte en motor de generación de emociones negativas, lo que, si persiste en el tiempo, provoca una disminución del sistema inmune.
La desmotivación en el trabajo puede aumentar el riesgo de enfermedades psicosomáticas, migrañas, cefaleas tensionales, problemas dermatológicos o dolencias musculares, según ha avisado la doctora y autora del libro ‘La Medicina emocional’, Marisa Navarro.