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Aceptar para cambiar.

Puede que haya muchas cosas de nosotros que no nos gusten. El aceptarlas, no supone validarlas, ni resignarse a ellas. El aceptarlas nos permite mirarlas y observarlas, de forma tranquila y serena. Solo si las aceptamos y observamos, podremos plantearnos la posibilidad de cambiarlas. Estos proyectos de cambio, los apoyamos en la realidad, en lo

Acciones sencillas.

Las acciones pueden producir cambios en nuestros sentimientos. Si estamos tristes, decaídos, apáticos, sólo con un cambio de acción, eligiendo hacer alguna actividad que nos suela gustar, ejercicio, charlando con alguien que nos cae bien, o dándonos algún capricho, podemos cambiar nuestros sentimientos. Cuántas veces hemos escuchado cosas como éstas: estaba muy decaído, me puse

Autocomplacerme.

No intentemos solo complacer a los demás. Al final, cuando nos enfrentamos a las cosas y a las situaciones, pueden o no, estar aquellos a los que nos hemos dedicado a complacer. En muchas ocasiones solemos estar solos. Cuanto más preparados estemos, mejor vamos a poder manejar las situaciones que nos traiga la vida, o

Si te retiras, no juegas.

Si bien es inteligente cambiar de dirección, cuando me doy cuenta de que el camino elegido no es el adecuado para mi. Esto no tiene nada que ver, con no acabar nada de lo que se empieza, cambiando continuamente de dirección por miedo al fracaso. Esto es: prefiero retirarme antes que perder. Perder es parte

Mensajero.

No seas mensajero de nada, ni de nadie. Deja que los demás descubran sus realidades o las de otros, en el momento que les corresponda. No se las hagas saber tu, no les lleves esa información. Lo más normal, es que maten al mensajero, ¿y quién no lo haría?. Si lo puedes evitar, no seas

No tenía que ser.

“No tenía que ser”. No te empeñes. Todo tiene su límite, también el esfuerzo, el gasto de energía, el coste vital que te está suponiendo. Valora todo ésto, y si es demasiado alto, quizá, “no tenía que ser”. Haz una retrospectiva de tu vida, y recuerda cuánto tiempo y energía habrías ahorrado, si hubieras puesto

Cógelas tu.

En algunas ocasiones nos comportamos como niños pequeños cuando necesitamos y demandamos amor. Nos cuesta menos que pedirlo. Así, nos ponemos tristes por pequeños motivos, nos sentimos desamparados después de crear múltiples pensamientos sobre ello, y hasta lloramos desconsoladamente. La conexión con nuestra infancia está clara. Cuando ésto nos ocurría, venían, nos cogían en brazos,

Malintencionados los menos.

Mira la inocencia en los otros, del mismo modo que deseas que la vean en ti. La mayor parte parte de los enfados que tenemos a consecuencia de los comportamientos de los demás, tienen como origen comportamientos inocentes. Malintencionados los menos. Este pensamiento sobre las acciones y reacciones de los demás, hace que nos calmemos

No confundamos.

No confundamos nuestras emociones. Cuando las emociones que sentimos no nos gustan, bien porque creemos que son inapropiadas, ¿cómo voy a sentir yo eso?, o porque son emociones que nos asustan, o son demasiado traumáticas. Tendemos a confundirlas. Así, un dolor muy profundo, podrá salir a la luz en forma de rabia. Un sentimiento de