Tabla de contenidos
Cada vez se alargan más en el tiempo las buenas temperaturas, pero el frío, al final, siempre llega y cuando lo hace, muchas personas se sienten más tristes y apáticas.
Y es que la lluvia, la nieve, el viento, el sol, la niebla y cualquier otro elemento, que tenga que ver con el clima, influyen en gran medida en nuestro estado de ánimo, pues las condiciones climatológicas del lugar en que vivimos actúan sobre nuestro cuerpo y nuestra mente, los seres humanos somos termosensibles, aunque unos más que otros.
Los meses más calurosos se asocian, en mayor medida, a la felicidad y el frío y la lluvia al aburrimiento y la tristeza, el pesimismo, lo cual tiene que ver con que los días se hagan más cortos y disfrutemos de menos horas de luz, afirma la doctora Marisa Navarro, autora del libro “La medicina emocional”. Y es que el sol, y aunque siempre debemos estar expuestos a él con moderación y protección, produce Vitamina D y la falta de ella está asociada con trastornos como la depresión. Y también es un factor determinante en la mayor o menor producción, de serotonina y melatonina, químicos cerebrales que afectan a nuestro humor y nuestra forma de comportarnos. La vitamina D es necesaria para la síntesis de Serotonina y Dopamina.
En invierno la falta de luz, hace que nuestro cuerpo produzca mas cantidad de melatonina, que es determinante a la hora de producir sueño, por ello nos sentimos más cansados, apáticos y somnolientos, y nos pondríamos a invernar como los osos, mientras que por el contrario disminuye la serotonina, el neurotransmisor de la felicidad, y la falta de esta, también se asocia a la tristeza, el desánimo, apatía, pesimismo, falta de concentración, mal humor, y pocas ganas de hacer nada.
Incluso llegando a poder desarrollarse un Trastorno Afectivo Estacional, que es un tipo concreto de Depresión que puede comenzar en el otoño y durar hasta la primavera, y para el que se necesita tomar tratamiento antidepresivo y terapias con luz.
O un Trastorno Depresivo Recurrente, que son depresiones con un patrón estacional, y que empeoran claramente en los meses de más frío.
Pero al margen de los factores externos, lo más importante son nuestros pensamientos, porque según pensemos así nos vamos a sentir, siempre los sentimientos acaban siendo una elección nuestra y así para que el frío y las bajas temperaturas no nos afecten a nuestro estado de animo alegre y optimista, debes saber lo siguiente:
Lo mas importante son los pensamientos que tengamos sobre ello, ya que son los que van a crear nuestros sentimientos, no es lo mismo decirse: ¡¡¡Qué bien por fin llueve, con la falta que hace!!!, que decirse: ¡¡¡Qué horror esta lloviendo!!!.
Hay que encontrarle el encanto a lo que podemos hacer en los días de frío, a esa mantita tan agradable en el sofá, a esa chimenea, a esa tarde de cine, a que se suele dormir mejor, a que apetecen las comidas y bebidas calientes, etc. Si lo hacemos así, nuestra percepción de los días de invierno será más positiva, y nuestros sentimientos estarán en concordancia.
Alimentación:
– Elige alimentos ricos en vitamina D e intenta pillar los pocos rayos de sol que salgan, paseando al aire libre. Por ello el pescado, yogur, queso y huevos, no deben faltar en tu nevera y despensa durante el invierno. Así como todos aquellos alimentos ricos en triptófano, precursor de la serotonina, y en magnesio y vitamina B6, como los frutos secos, legumbres, cereales, frutas y verduras. Y un poco de chocolate negro para alegrarnos ese día que parece gris.
Ejercicio:
Luz:
Actividades sociales:
Dormir lo necesario, pero son pasarnos, para no entrar en situaciones de letargo:
Y no digas frases del tipo “estoy como el día”, tú tienes la última palabra de como te vas a sentir hoy, sea un día gris o lluvioso.
Si aún así, todavía te encuentras triste y decaído, siempre puedes pensar en que el buen tiempo volverá y que solo es cuestión de esperar, aunque te estarás perdiendo la oportunidad de aprender a desarrollar tu bienestar incluso a pesar de las inclemencias del tiempo, por lo que intenta disfrutar del momento siempre y mantén una actitud optimista y alegre, y si es invierno, encantado de ello y busca y encuentra todo lo bueno que puedes tener.
También se desencadena el miedo constiparse, a enfriarse, a la gripe.
El frío inspira un cierto retraimiento, porque se está calentito en casa. Además el ritual que supone salir a la calle hace que te de pereza salir.
En verano se puede ir a más sitios, en invierno si hace frío se reducen las posibilidades.
Solo se puede ser feliz siempre si se es feliz con todo.
Disfruta del invierno, del frío, y de todas las cosas que se pueden hacer. Como las actividades culturales. Es un momento fantástico para ir a ver exposiciones por ejemplo.
Intentar poner la atención en lo positivo.
Son más frecuentes las depresiones en otoño y en invierno.
También nos puede entristecer “La depresión o melancolía postnavideña“,
Con más sentimientos de soledad, tristeza, nostalgia, cuando los familiares se marchan.
Y la cuesta de Enero.
También existe lo que denominamos “estrés meteorológico”. El ser humano busca el confort en todos los sentidos, y por supuesto también en cuanto al clima, encontrándose más cómodo entre 20 y 25 grados. Cuando la temperatura es otra, el organismo tiene que adaptarse, y eso supone también una sobrecarga para él.
Las bajas temperaturas y la falta de luz se relacionan claramente con el desarrollo de cuadros depresivos.
Alimentarse adecuadamente, hacer ejercicio, dormir las horas necesarias, pero tampoco pasarse porque si no, nos producirá letargo, salir a la calle aprovechando las horas de luz, relacionarse con la familia y amigos, y recordar guardar siempre un tiempo para uno mismo, y pensar en positivo siempre que podamos, respecto de lo que nos rodea, que en este momento es mucho frío.
He escrito tres libros: “La Medicina Emocional”, “El Efecto Tarta” y “Las Ruedas Dentadas, pequeños cambios para grandes cambios” en ellos encontrarás buenas guías para aprender a confiar en ti, para orientarte si necesitas un cambio en tu vida, para ayudarte a estar bien contigo misma y con los demás y aprender a fluir con la vida que no es otra cosa que aceptar y a partir de ahí pasar a la acción.
Dra. Marisa Navarro.