Es habitual tener nuestras parejas pero sentirnos solos, ¿por qué pasa esto?, ¿qué puedo hacer? Muchos son los motivos y muchas las soluciones.

No estamos hechos para estar solos. Los seres humanos hemos sobrevivido como especie gracias a nuestra necesidad de agruparnos. Estamos hechos para vivir en sociedad. Es realmente un instinto de supervivencia. 

Así nacemos en un grupo familiar, creamos grupos de amigos, parejas para crear otros grupos familiares, formamos parte de grupos deportivos, de distintas aficiones etc… al ser humano le sienta bien estar acompañado y así lo busca y lo desarrolla. Nos gusta pertenece a un grupo. 

El formar parte de un grupo llega a ser una verdadera necesidad social, cuando formamos parte de un grupo nos sentimos más felices y nuestra autoestima aumenta. 

Pertenencia y necesidad de amor

La  necesidad de pertenencia en el ser humano va ligada a la necesidad de amor, al pertenecer nos sentimos más queridos y apreciados y así nos vemos y sentimos más valiosos. 

En general no nos gusta estar solos. Si bien existe la maravillosa soledad elegida, esa en la que podemos conocernos profundamente. Ya sabes que a las personas que se quieren les agrada estar solas consigo mismas. Aprender a estar solos es un ejercicio de amor increíblemente bueno y positivo para uno mismo. 

Pero una cosa es estar solo y otra bien distinta sentirse solo, y esto puede ocurrirnos estando con nuestra pareja. Este sentimiento es tremendamente doloroso porque por una parte se supone que estamos acompañados de una de las personas que más nos quiere y a la que más queremos y por otra parte nos encontramos a una gran distancia de ella, no la sentimos ni cerca ni conectada con nosotros y esto produce un gran sufrimiento, que si se mantiene en el tiempo puede llegar a generar mucha ansiedad, depresión u otros problemas de salud. 

La dejadez y el abandono puede producir que nos sintamos solos a pesar de tener pareja

Esto es mucho más habitual de lo que podamos imaginar, y con frecuencia la causa no es el desamor por parte de algún miembro de la pareja como cabría pensar si no más bien por dejadez y abandono, y produce mucha tristeza que sea así. 

Cuando veo estos casos, lo normal es que aparezca en consulta el miembro de la pareja que se siente solo y está sufriendo. Cuando se presenta la posibilidad de hablar con el miembro que está practicando la frialdad emocional, en muchos casos se sorprende porque no tiene conciencia de que esto esté siendo así. Y si lo habían hablado no había tomado conciencia de que el problema era tan importante. 

Pero ella sabe que la quiero. 

Tengo muchas cosas en la cabeza. 

Pero si no le falta de nada. 

Estoy muy cansado 

Tengo mucho trabajo 

Mi pareja solo trabaja y duerme

Estas son frases en las que suele escudarse el miembro de la pareja que se ha alejado emocionalmente. 

Porque si de desamor se trata, no queda más que aceptarlo e intentar encontrar cada uno su camino, del auténtico desamor al amor de nuevo no suele haber rutas y cuanto antes se aclare y se hable mucho mejor para ambos y que cada uno siga su camino. 

Pero si es un tema de abandono, rutina, dejadez, cansancio, aburrimiento, etc, sí podemos hacer muchas cosas. 

El amor tenemos que regarlo cada día, tenemos que cuidar a nuestra pareja

Eso que se dice que el amor es como una maceta que hay que regarla cada día no puede ser más verdad. Tenemos muchas cosas que nos captan la atención en nuestra vida y por supuesto que tenemos que atender. Pero si hay una realmente importante es cuidar nuestra relación de pareja, y no me digas que no tienes tiempo. Uno tiene tiempo para lo que quiere. Así que encuentra ese tiempo. 

Además no es cuestión de cantidad si no de calidad. El simple hecho de cenar juntos sin televisión ni dispositivos móviles escuchando al otro con una escucha activa y amorosa podría ser suficiente para sentir que estamos cerca. Ese beso al despedirse o al reencontrarse, ese abrazo tan reconfortante, esas palabras de ánimo, esos piropos dichos en los momentos oportunos, ese ratito a la semana para salir juntos y compartir algo que nos guste a los dos, ir a tomar una cerveza, cenar, ir al cine, compartir las tareas del hogar y mirarse y sonreírse puede ser suficiente para sentir que se esta conectado. Y todo esto no nos va a llevar tanto tiempo, pero si va a requerir de nuestra atención. 

No te importe ser tú el motor que propone las cosas, el que se acerca a dar el primer beso o el que hace el primer gesto, en la mayor parte de las veces se te unirá la otra parte de la pareja que anda por ahí despistada en sus cosas, no esperes, ¡actúa!

He escrito tres libros de autoayuda, “La Medicina Emocional”, “El Efecto Tarta” y “Las Ruedas Dentadas. Pequeños cambios para grandes cambios”, en ellos vas a encontrar muchas técnicas sencillas y prácticas para encontrarte mejor en todos los aspectos de tu vida, y por supuesto esto hará que te encuentres mucho mejor también con los demás.

Dra. Marisa Navarro.