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Seguro que alguna vez has sentido ganas de llorar sin que aparentemente hubiera ningún motivo para hacerlo. No te preocupes, salvo casos muy raros nos ha pasado a todos.
Hay personas que piensan que llorar no sirve para nada, incluso sienten vergüenza hasta de tener ganas de hacerlo, pero llorar es enormemente saludable. Gracias a las lágrimas mantenemos el ojo húmedo, y esto nos permite su perfecto funcionamiento además de protegernos de infecciones o elementos externos que pudieran dañarlo.
Por otro lado llorar nos desahoga emocionalmente, nos relaja de tensiones y sobrecargas, permite que los sentimientos de tristeza o enfado se canalicen y volvamos a encontrarnos bien. En otras ocasiones las lágrimas son síntomas de alegría y felicidad.
Además cumplen un papel importante en la comunicación y socialización con los que nos rodean. Cuando somos pequeños gracias al llanto demandamos atención para cualquiera de nuestras necesidades, y cuando ya somos adultos el permitirnos llorar muestra nuestra vulnerabilidad y esto es muy bien acogido por los otros favoreciendo el contacto y el amparo social. Cuando lloramos se libera la hormona Oxitocina, que facilita el vínculo del amor y la confianza.
Cuando sentimos emociones muy intensas, tanto negativas como positivas puede aflorar el llanto como una forma de autoregularnos, todo esto nos ayuda a conocernos mejor.
En ocasiones también sentimos unas ganas tremendas de llorar o lloramos sin motivo aparente.
Y la pregunta es ¿a qué se debe que nos ocurra esto?, siempre existe un motivo detrás de esas lágrimas y esa congoja, lo que ocurre es que no siempre sabemos identificar esa causa.
Estamos sometidos a un estrés enorme en el día a día, eso nos va cargando más y más y un día, explotamos a llorar. Así funciona la ansiedad, sería como una botella que se va llenando gota a gota hasta que una gota derrama el contenido de la botella, y puedes tener una crisis de llanto. En principio no identificamos lo que la puede estar provocando, pero por supuesto hay un cúmulo de pensamientos y sentimientos haciendo que lleguemos ahí. Al llorar se liberan endorfinas y disminuyen los niveles de adrenalina y cortisol, lo cual hace que nos relajemos, el llanto sería como un ansiolíticos y sedante natural.
Además en las mujeres durante el síndrome premenstrual se producen desequilibrios hormonales que pueden provocar tristeza, cambios de humor, irritabilidad y llanto sin motivo aparente.
Otras veces lloramos porque no nos encontramos a gusto en alguna situación, nos sentimos solos, no hemos descansado de forma adecuada, estamos agotados físicamente o mentalmente, porque nos da pena lo que está ocurriendo en el mundo, porque nos pusimos tristes por película o porque empatizamos con los problemas ajenos. Siempre va a haber pensamientos previos que nos van a provocar sentimientos que nos llevarán al llanto, ocurre a veces que estos pensamientos son tan rápidos que no nos damos cuenta.
Llorar por cualquiera de estos motivos supone una manera de liberar emociones y sentimientos que nos sentará muy bien y no hay que preocuparse por ello. De hecho hay personas muy “lloronas”, de esas que lloran por cualquier cosa, estas personas nos provocan por lo general mucha ternura. Con la edad también se puede producir una labilidad emocional, así los ancianos suelen emocionarse y llorar con mucha más facilidad.
Pero hay un motivo en el que llorar sin causa aparente si nos tiene que preocupar, y es cuánto debajo de esas lágrimas se esconde una tristeza profunda, una distimia y hasta una depresión.
Y además esto no es un episodio aislado, sino que se está manteniendo en el tiempo y suele acompañarse de apatía, produciéndose un bloqueo para realizar las actividades básicas de la vida. En estos casos hay que pedir ayuda a un profesional ya que se va necesitar un tratamiento farmacológico, además de la ayuda psicoterapéutica.
Las lágrimas pueden también ser un mecanismo de defensa ante sentimientos que nos angustien, y nos sirven como calmantes de ellos.
Llorar nos alivia el estrés y la ansiedad, regula nuestro estado de ánimo, nos relaja y calma, ayudándonos a descansar y dormir mejor, con las lagrimas eliminamos toxinas y nos protegen de infecciones y hasta reducen la tensión arterial.
Más bien creo que en vez de titular este artículo como “Llorar sin motivo”, tendríamos que haberle titulado como “Motivos para llorar”, porque hay muchos y muy beneficiosos.
He escrito tres buenos libros de autoayuda, “La Medicina Emocional”, “El Efecto Tarta” y “Las Ruedas Dentadas. Pequeños cambios para grandes cambios”. Si te gustan mis artículos te recomiendo la lectura de cualquiera de ellos, fáciles, directos y prácticos. Seguro que harán que te sientas mucho mejor en tu vida.
Dra. Marisa Navarro.